MONOS EN LA GRADA.

Cómo hoy he sido bueno y no me he puesto de nada me pongo a pensar en el futbol, que es cosa sana y también asunto de Porteros, me acuerdo de Etoó y de los insultos racistas, de la gente que hace el mono en la grada y en la grada ensangrentada del estadio de Geysel, en aquél partido que al final se jugó a pesar de los ¿treintaitantos? muertos.
Me vuelvo a acordar de Etoó, de aquél partido que amenazó con abandonar por los cánticos simiescos del público y qué aquél arbitro estuvo a punto de suspender, me acuerdo también de su escupitajo a un jugador del Athetic de Bilbao en otro partido.
Me pongo a buscar en mi memoria barbaridades del futbol y me sale una bengala ardiendo clavada en el ojo de un niño, Geysel otra vez, una grada que se viene abajo en Inglaterra y mueren un montón de aficionados, un jugador colombiano asesinado por un fallo, una madre secuestrada en Brasil, el secuestro de Quini, en este punto, menos mal, me acuerdo del amor de Michel a Valderrama y la cosa pierde jierro, afortunadamente.
Recopilo piropos permitidos al aficionado y recuerdo los clásicos, hijoputa, cabrón, cornudo y mil más...
Pienso en objetos (y en la cena), latas, botellas y cabezas de cerdo, una navaja en el Calderón y me acuerdo de aquel chaval vasco ¿se llamaba Aitor?
En este punto me quedo aturdido y en blanco y sólo atino a hacerme una pregunta.
¿tan malo es hacer el mono en la grada?
(o en la vida).
Buenas Noches.
Portero de Noche.