jueves, octubre 29, 2009

ANSELMO, UN POLICÍA MUNICIPAL.

En la radio sonaba el "Toda una vida" por Machín y el olor a Brummel inundaba toda la casa. Bien "afeitaito" y de buen humor Anselmo el municipal se echaba a la calle como cada mañana, su mujer regaba las flores del patio así que ni lo vió salir. Hoy tocaba dirigir el tráfico, antes, un café con leche y un mostachón en lo del Punto, ese bar tan bien colocado junto a la carretera que a algunos clientes les daba por entrar con moto incluida destrozando el local lo mismo que un rayo destroza un árbol en un visto y no visto. Pero ese día todos los parroquianos entraron a pata así que Anselmo se comió el café tranquilamente, se lo comió sí, mostachón mediante*.

Y al tajo, que estaba allí mismo, en la esquina del colegio de los Hermanos Quintero, a un minuto andando desde lo del Punto y al lado mismo de su propia casa. A las ocho y media de la mañana la calle en cuestión era un hervidero, niños y niñas de todas las edades con libros, maletas o mochilas se agolpaban en la acera esperando un gesto de su experta mano que les diera el paso. También trasegaban por allí muchos jóvenes jaleosos camino del Instituto Ruiz Gijón que está igualmente muy cerca. Sin olvidar a los parados y paradas, que se apelotonaban tristemente en la puerta de la oficina de empleo esperando su turno para sellar el cartón del paro.

Y él allí en medio, como Gary Cooper en Solo ante el peligro, o al menos así se sentía.

Se mostraba indiferente ante la cantidad de conductores que, a modo de saludo, tocaban el claxon al pasar a su lado, los años de experiencia le habían enseñado que no había que bajar la guardia en ningún momento, menos en un paso de colegiales. Así que evitaba todo saludo, toda mirada y toda sonrisa que se le pusiera por delante. No había ningún municipal en el pueblo que amara más su trabajo que él. Eso era tan seguro como que él era el más veterano en todo el cuerpo de policía. Tan seguro como que sus jovencitos nuevos compañeros sólo estaban por el sueldo.

Precisamente dos jóvenes municipales iban en el coche patrulla que aparcó a su altura.

Anselmo los miró de reojo: -qué querrán estos pipiolos- se preguntaba mientras sus brazos no paraban de moverse cual aspas de molino. -Y es que no los puedo dejar solos, ya me van a joder la mañana con cualquier problemilla de mierda, inútiles...-

Interrumpió sus pensamientos al sentir el peso de una mano posada en su hombro: -sr. Anselmo, véngase con nosotros que aquí está todo controlado.-

Anselmo no puso ningún pero, no era la primera ni tampoco sería la última vez que lo sacaban de su trabajo de esa forma. Una vez dentro del patrullero el viejo municipal se trasladó a otros tiempos, cavilando. A los tiempos en que no se sentía "solo ante el peligro" y más bien lucía el porte y el poderío del poli aquel tan sucio, un tal Clint Eastwood, ese tio sí que sabía como tratar a la chusma. El trayecto duró poco pues el destino era su propia casa. Ya no sonaba Machín si no el murmullo gallináceo tertuliano de algún programa mañanero de televisión y el olor a Brummel se había transformado en aroma de potaje andaluz. Su mujer esperaba en la puerta con la medicación en las manos.
Uno de los jóvenes policías ayudó a Anselmo a salir del coche, el otro se dirigió a su mujer:
-Señora, cualquier día se lo atropellan.-
-¿Qué quieres que haga hijo si yo ya no puedo con él?- dijo la mujer mientras agarraba del brazo a su marido y lo acompañaba dentro -diez años lleva jubilado y ocho lleva con el alzheimer ¿qué quieres que haga hijo si yo ya no puedo con él?-


Fin.

Mostachón mediante: me refiero al efecto esponja del mostachón. Pa los neófitos en mostachones.

viernes, abril 24, 2009

domingo, enero 25, 2009

Bueno...
Antes de irse, mi amigo Ulises me pidió que le escribiera un monólogo, los que lo conocisteis sabreis que era muy "payasín" y que estaba loco por montarse en un escenario...me lo pidió varias veces, me sugirió el tema y le dije que sí, que lo escribiría para que él lo representara en Misiana. Sabréis también que era sumamente obstinado cuando deseaba algo...yo siempre le decía que conmigo conseguiría mas con "silencios" que con verborrea... y así lo hizo.
El hijoputa se quedó callado, y aquí está lo prometido, nunca es tarde si la pisha es buena. Va por tí Uli y espero que guste.

El AGOSTO EN TARIFA.
Cuando algún coleguita de toda la vida me dice que se viene pa Tarifa y que lo hace en Agosto siempre le digo lo mismo: tío, vete a tomar por culo!
Y es que joder, que vengan cuando quieran pero no en Agosto, en Agosto no.
Y no os vayáis a creer que les contesto de tal forma sólo mirando por mi interés, no, en parte lo hago por ellos, por su bien, porque está bien claro que el Agosto en Tarifa es un puto agobio, seas residente, turista o windsurfero.

Aún así la gente sigue viniendo en masa en Agosto y nuestro pueblín se llena de coches, de gentes y de ruido. Y si nuestro pueblín no explota es porque, oportunamente y de forma bestial, aparece el viento de levante y arrastra con todo y con todos cuando menos se le espera. Ese viento “que se lleva hasta el número de los zapatos”*.

Pero mientras que el levante llega y no llega hay que sufrir así que lo mejor es conocer a las distintas especies humanas que nos visitan para así poder sobrellevar el Agosto de forma digna y sin cometer ningún asesinato (en masa).
De todas las especies que nos llegan los del “club madrileño” se llevan la palma, por pesados, ojo, que yo nací en Madrid y no me siento aludido, así que tú tampoco, entre otras cosas porque estamos en enero y en enero sí que se agradecen las visitas.
Como iba diciendo, a los del “club madrileño” es fácil reconocerlos de inmediato, no por nada si no porque antes de darte las buenas tardes ya te están soltando el típico y manido: “mira es que soy de Madriz y tal, sabes?…” acto seguido, y después de que un servidor les comunique el precio del café que se han tomado mientras miran a las chicas en bikini, te sueltan: ¡joder que caro, ni en la Gran Vía!

-¿Te parece más bonito el paisaje de la Gran Vía que éste?- le suelto al madriles mientras vuelvo la mirada hacia a las pivitas con el mar de fondo.

-Mirándolo de esa forma, sí que puede que lo merezca, sí- me suelta el madriles.

-Entonces cállate o vuélvete otra vez pa Madriz, cacho cabrón- le suelto yo para acabar la conversación.

El siguiente grupo en peligrosidad y pesadez quizás sean los del “club sevillano”, y digo lo mismo que antes, no te sientas aludido que estamos en enero, “mi arma”.
A este espécimen se le reconoce fácilmente sin necesidad de oírle hablar, su indumentaria es inequívoca y delatora, esto es: camisa a rayas finas remangada a la altura del antebrazo, pantalones vaqueros gastados y “sapatos” náuticos del año la pera. Se les puede ver fácilmente y en manada por el bar “ca´curro” trasegando rebujitos y engullendo secreto ibérico.

Otro grupo a tener en cuenta, cada vez más numeroso y altamente peligroso son las despedidas de solter@. Lo mejor en este caso es cambiar de acera o incluso correr cuando estés cerca o te cruces con alguna. Como consuelo nos queda el hecho de que jugamos con ventaja puesto que se les ve de lejos; atención si ves alguna polla de latex flotando en el aire o algún tipo vestido de torero, atención y echa a correr porque seguro que se trate de alguna de esas estúpidas celebraciones.
Otro grupo en crecimiento y altamente contaminante en el sentido acústico son los italianos, hordas de jovenzuelos con apariencia “perro flauta” pero a lo spagueti. Normalmente se dedican a invadir sin ningún tipo de piedad el centro del pueblo. Hablan a gritos y no paran de fumar porros de “apaleao” hechos con largas boquillas de cartón. ¡Que hijoputas!

En fin, que venir en Agosto sólo se lo recomiendo a mis enemigos, que con un poco de suerte (suerte para mi) se quedarán atrapados en la caravana de coches, sí, a eso de las siete de la tarde y de regreso de Punta Paloma
Por todo lo dicho: cógete la tabla, cálzate chanclas, bájate un poco los pantalukis (que se te vean los gayumbos) y vente en MAYO…
Y que no se te olvide el perro…pisha.

Salud.