miércoles, noviembre 08, 2006
UNA NOTA EN LA TAQUILLA III.
En mi cuarta noche me puse a explorar los rincones más ocultos.
Linterna en mano penetré en la oscuridad de la planta baja, dos grandes salones que hacen de restaurante y bar nocturno que abren al público sólo en verano, a partir de Otoño sus dos puertas a la calle principal se mantienen cerradas hasta la siguiente temporada.
La decoración es moderna pero tanto el suelo, de madera y losas artesanales, y los arcos que adornan paredes y techos denotan antigüedad.
Entro en la cocina del restaurante, enciendo la luz y apago la linterna, bajo el pálido parpadeo de los neones veo azulejos blancos y cacharros de acero, pequeños, grandes y gigantes, ollas en las que cabe una persona, cazos en los que cabe una cabeza humana y cuchillos, cuchillos de todos los tamaños colgados de la pared por medio de barras imantadas.
Sólo el débil crepitar de los tubos luminosos rompe el silencio.
Una voz en mi interior me dice que me vaya pero otra, más poderosa, me obliga a agarrar el cuchillo, el más grande, siento el calor de su puño de madera en mi mano, con la otra mano toco la fría hoja.Observo el cuchillo en mis manos, con el fondo pálido y enfermo de los azulejos detrás. Siento un escalofrio y pienso que no es el negro sino el blanco el color de la muerte, el de la enfermedad y el de la vejez.
Mis dedos empiezan a temblar así que coloco la hoja de treinta centímetros en la barra imantada, el cuchillo, cómo por arte de magía y a pesar de su gran peso se queda colgado.No quiero quedarme yo también "colgao" así que salgo de allí a escape.
Entro de nuevo en la oscuridad de los salones, enciendo la linterna y me dirigo hacía la puerta de salida, salida a un pasillo interior que lo comunica todo, ascensor, escaleras, recepción y la tercera puerta al exterior, ésta es la que usan los huéspedes y da a un callejón estrecho que sirve de entrada al hotel, al fondo del callejón la casa colindante ya casi derribada.
Opto por subir al ascensor, primera planta para recepción, almacen, despacho del director y dos habitaciones, segunda y tercera planta sólo para habitaciones y en la cuarta, lavandería y más habitaciones.
La quinta la ocupa la Suite y la gran terraza con vistas a la ciudad, al castillo y de fondo...
... de fondo el mar.
Por último y como punto más alto encima de la suite hay un ático donde reposan, tras una oxidada puerta de hierro las dos grandes calderas para el agua caliente, junto a esa puerta hay otra, también oxidada y cerrada con un viejo candado del que no tengo la llave.
Miro a través de una rejilla metálica encajada en la puerta y sólo atisbo oscuridad, dentro , todo negro, ruido de motores, zumbidos de insectos y el silbo del viento...
...que más parece un lamento humano.
Así es el esqueleto de este edificio y cuando el viento cesa, el sonido de sus tripas me sigue inquietando.
www.cementeriodeautomoviles.blogspot.com
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3 comentarios:
Aquí te dejo el comienzo de una poesía que compuse en la soledad de un hotel después de que mi amante me dejara para siempre:
SE ACERCAN LAS TORMENTAS,
YA HAN ARRASADO LOS VIEJOS HOTELES DONDE HACÍAMOS EL AMOR
Va para ti Janis, con todo mi cariño:
SE ACERCAN LAS TORMENTAS
YA HAN ARRASADO LOS VIEJOS HOTELES DONDE HACÍAMOS EL AMOR
SE ACERCA LA CRISIS
¿SABES? NUNCA TUVIMOS REY
TODO FUE MENTIRA
SE ACERCA EL NUEVO MILENIO
HASTA LAS HORMIGAS CORREN DESPAVORIDAS
HACIA EL PUENTE DE LOS MITOS
SE ACERCA EL JUICIO FINAL
TÚ Y YO ESTAMOS EXCLUIDOS DE LA LISTA
NI SIQUIERA NOS CONDENARÁN. COMO A TODOS
SE ACERCA ALGUIEN
PUEDO OLER SU CBELLO
TODOS GGRITAN: "¡EL MESÍAS!¡LA BESTIA!"
SIMPLEMENTE ALGUIEN
SE ACERCA LA MAÑANA
ESTIENDES DOS RAYAS
PARA QUE ESO NO SEA VERDAD
SE ACERCA TU PADRE
ESCONDÁMONOS EN LA OSCURIDAD
SERÁ MÁS DIVERTIDO
SE ACERCA EL MOMENTO IDÓNEO...
YA HA PASADO.
SE ACERCA LA MONTAÑA,
MAHOMA CALLÓ EN EL CAMINO.
Fe de erratas:
·Donde puse ESTIENDES quise decir EXTIENDES
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