lunes, octubre 27, 2008

LA CAMISA DE SU ENEMIGO.

Que la mayoría de los gitanos son supersticiosos lo sabe todo el mundo.
El tio Tomás, además de ser el más supersticioso de los gitanos era también el más poderoso de ellos, el jefe de todos los clanes gitanos de la zona y conocido, respetado y temido por todos los clanes gitanos de España. Sus actividad iba desde el control de toda droga que pasaba cerca hasta la falsificación y venta de ropa, pasando por los coches robados o la prostitución de bajo standing. Sólo la organización del tio Salvador le hacía algo de sombra, banda rival que intentaba ampliar negocios en la zona.
Pero el tio Tomás estaba en las últimas. A sus setenta años recién cumplidos estaba ya para poco pues hacía unos meses le había "entrao una coza mala" que lo tenía postrado en cama y que ninguna bruja gitana del lugar acertaba a descubrir y sanar.
Había dado orden a todos sus hombres que buscaran al mejor sanador que hubiera, que buscaran en todas partes del mundo si hiciera falta y que no se escatimaran gastos para ello.
Un mes antes y por temor a que su enfermedad los envalentonara había ordenado eliminar a todos los miembros clave de la organización rival. Una escabechina de sangre y navaja que había acabado en un número de muertos todavía sin determinar pero que contaba ya con nueve entierros rivales y cuatro propios y que había dejado a la otra banda mermada de soldados.
Fue el Risitas, uno de sus sobrinos y soldados. Fue el Risitas, quien después de rajar él solo a cuatro rivales se largó al Sacromonte de Granada a buscarla. Fue él quien la encontró en una cueva rodeada de flores, velas y silencio y fue él quien la trajo de la única manera pósible: con la promesa ineludible de que el Patriarca del clan hiciera lo que élla mandase.
Y así llegó desde Granada, en un mercedes blanco y acompañada por dos melenudos y trajeados jóvenes gitanos.
Dolores "la Bendita" que así se llamaba la mujer de la que hablo era bruja seria, filósofa de la vida por vieja y sabia por lo que sus ojos habían visto. Conocedora profunda del arte ancestral de la brujería, de todos los secretos de las plantas mágicas (así las llamaba élla) y de la combinación de las sustancias esenciales. -En el tamaño de la dosis está el secreto, solía decirse la hechicera a sí misma.-
Nada más entrar en la casa del patriarca, Dolores asintió con la cabeza, lentamente y en silencio. Ya sabía lo que pasaba allí. La Boquerona, gitana malagueña y mujer del patriarca, la recibió y acompañó hasta el dormitorio. El encuentro con él fue frío, se miraron a los ojos y ella abrigó la mano izquierda del viejo gitano entre las suyas. Después de unos segundos en aquella postura la sabia gitana sólo soltó por su boca un simple: -Usted no tiene cura.-
Y le soltó la mano... dejando que cayera inerte sobre la colcha que cubría la cama y a él mismo.
Al tio Tomás se le quedó la jeta blanca como el lavabo de un dentista; el tio Tomás no era tonto y su intuición le decía que aquella gitana arrugada por el paso de cien años no gastaba saliva en balde.
De pronto la Boquerona, sin querer quedarse fuera de la escena y sollozando preguntó si nada se podía hacer por curar a su "marío".
Dolores la Bendita habló: -A este hombre sólo le hubiera salvado vestir la camisa de su enemigo.-
Sólo dijo eso y que -ahora se marchaba otra vez a su cueva, que no podía hacer más por él.- Salió de la casa y se montó de nuevo en el mercedes blanco en dirección a la Alhambra.
El tio Tomás pronunció un nombre a grito, un grito apagado en sus últimas letras por la falta de aliento. Su voz ahogada llamaba al Risitas que, sentado en el salón afilaba su navaja impaciente, esperando alguna orden que le pusiera las pilas. Y la orden llegó.
Una hora después el Risitas volvía a la casa con aspecto cansado, no estaba acostumbrado a fracasar en sus "misiones". Tampoco estaba acostumbrado a aquel tipo de misiones y pensó idiotamente en las misiones de paz de la ONU y ese tipo de cosas que salían por la tele.
Pero ahora estaba en otra cosa, ahora tenía que rendir cuentas al jefe y traía sus manos igual que su cabeza, sin continente aprovechable alguno.
-Tio Tomás mire usté pero allí no quedaba naide vivo, sólo mujeres y unos cuantos churumbeles, pero que ninguno tenía camisa mire usté. Por no tener no tenían ni zapatos en los pinreles. Que le digo yo que allí no queda enemigo al que quitarle la camisa mire usté.-
En ese momento el tio Tomás quiso agarrar al Risitas del cuello para estrangularlo pero del esfuerzo allí que se quedó, a mitad de camino y con las manos tensamente enlazadas, la boca abierta y con el rostro de la parca reflejado en sus ojos. El Risitas se percató del marrón y soltó una risa nerviosa, una risa nerviosa como la que soltaba cada vez que su nariz olfateaba de cerca a la señora muerte.
Soltó la misma risita, la misma que solía soltar cada vez que mandaba a alguien al otro barrio, la soltaba en el mismo momento del pinchazo, ese momento en que el metal toca la piel y del que tan poco sabemos la mayoría de mortales. En ese mismo y letal momento el canalla reía por los nervios, no por otra cosa le llamaban el Risitas.

El teléfono móvil sonó en la guantera del mercedes blanco; en dirección a "Graná" y cerca de ese monte que mira al cielo desde que, aterrado, asistió al suicidio de dos jóvenes enamorados.

Y el melenudo copiloto fue a contestar pero antes le dio tiempo a Dolores a decir algo:
-Ya se lo dije, que no tenía cura.-
El gitano copiloto, melenudo y trajeado se quedaba de piedra mientras la llamada telefónica confirmaba la noticia. Y mirádola a los ojos le soltó un:
-Chacha tú zí que ere una bruja.-

Fin.
Esto es una adaptación muy muy libre de un cuento de esos antiguos que leíamos de chinorris, de esos que venían de Oriente estilo las mil y una noches. Creo que se llamaba "La camisa del hombre féliz" y si alguien sabe algo de su autor o sobre el cuento que me lo diga. Aunque creo que es anónimo. Espero que haya salido algo entretenido al menos. Un beso. Espero que ninguna gitana se me enfade.

3 comentarios:

Gloria dijo...

El título (y el cuento un poco) me suena a comedia del siglo XVII de esas populares-legendarias.
Me ha hehco gracia que te has metido en el blog de fotos, pincha en Losers are winning, ahí hay textos, por si te interesa.

Anónimo dijo...

Me ha atrapao hasta el final, está muy bien narrao, parecía una invención tuya. Gracias
He mirao en un libro que tengo de cuentos gitanos y no hay ninguno que se le parezca pero, claro, es una pequeña selección de distintos paises y son más fantasiosos.

Guindilla Dutrera. dijo...

El cuento es mas antiguo todavia creo y es una adptación muy libre y diferente, el original trata de jekes arabes y esas cosas.tipo 1001 noches.me metí en los dos edryas sólo q te puse el mensajito en el de fotos.Cogiste mi email masolita?
Un beso pa las dos, guapas.