jueves, marzo 20, 2008

SUPERMIRAFIORI.

Eran los buenos tiempos del Fun Club, ese garito rockanrolero que ayudó a que el final de los años ochenta no fuera tan aburrido allí donde yo vivía. Cada sábado, y tras ponernos "finos" cogíamos carretera Utrera-Sevilla ya bien entrada la madrugada, en busca de nuestra dosis de Rockanrol. En busca de chicas con mallas ajustadas y chupas de cuero. En busca de los Ramones y de Iggy Pop. En busca de acción.
Y fue en una de esas madrugadas cuando nos pasó lo que nos pasó. Queriamos acción y la tuvimos.
Nunca le cogí tanto cariño a algo material como le cogí a ese coche que nos llevaba aquella noche. El Seat 131 Supermirafiori del "Mili" tenía ya historia con nosotros pero aquella noche se lució, se lució tanto que nos salvó el pelllejo.
Fue a pocos kilometros de Sevilla, casi llegando a "las tresmil" y por lo tanto al anillo que supone la SE-30. Fue exactamente allí donde la actual A-376 se cruza con el nuevo cauce del Río Guadaíra tras ser alimentado por el canal de Ranilla.
El coche iba completo, el Mili conducía, yo de copiloto y detrás, si la memoria no me falla, Luis Blues, Carlitos Pamplinas y Juanito Vilves.
Nosotros... nosotros también ibamos completos; pero de priva y porros. Aunque creo, sinceramente, que nada tuvo que ver el ciegazo con lo que nos pasó;
...pues se cruzó de repente.
En cuestión de segundos estábamos parados en el arcén, alucinados, hablando todos a la vez y dándonos zamarreos unos a otros para comprobar si aquello era real, zamarreos alegres de celebración al comprobar que sí, que "aquello" había pasado sobre nosotros y que estábamos ilesos.
Ese "aquello" era una yegua blanca que, surgiendo de la nada, se estampó contra nuestro parabrisas rompiendo parte del cristal. Nos salvó el volantazo ágil del Mili y sobre todo, nos salvó la amplia parte delantera del 131 que desde aquel día pasamos a llamar Supermorrofiori. La yegua también salió ilesa, creo, perdiédose en la oscuridad que emanaba tras el arcén de la otra orilla de la carretera.
La verdad es que hace tanto tiempo que se me pierden los detalles, recuerdo que acabamos, a pesar de todo, en el Fun Club. Sé que bailamos rockanrol y que volvimos ya amaneciendo pero, sobre todo recuerdo, yo y creo que todos, el chascarrillo que le sacó Juanito Vilves al asunto ante la ingenua pregunta de Carlitos Pamplinas:

Carlitos: ¿Y a dónde iría esa yegua a estas horas?
Juanito: ¿A dónde va a ir? pues "a las tresmil".
Carlitos:¿A las tres mil? ¿para qué?
Juanito: Pues buscando caballo, coleguita, buscando caballo. Qué si no va a buscar una yegua a estas horas en "las tres mil viviendas de Sevilla".

PD: que sepais los supersticiosos que el coche era amarillo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

los coches amarillos son los mas seguros, siempre.

Guindilla Dutrera. dijo...

Un cuatro lata quizas?

Anónimo dijo...

Je je. güen relato.
Juanito V.

Anónimo dijo...

Te falla la memoria, yo no iba ese día.
L. Blues

Guindilla Dutrera. dijo...

No jodas Luis, quien me falta? el bigote quizás?

Doktor Jeckill dijo...

Buena narrativa, compañero. Yo también me dedico a escribir en "este idioma" y me ha gustado tu estilo.
Pasaré de cuando en cuando a leer tus nuevos relatos.

Te propongo un intercambio de enlaces.

Mi blog: http://doktorjeckill.blogspot.com

Un afectuoso saludo, artista.

Doktor Jeckill dijo...

Enlazados estamos, brother.

Anónimo dijo...

Con este tipo de coche lo que me viene a la memoria son las peliculas del vakilla y los chichos a todo volumen tu ya sabes aventuras al limite atracar bancos,velocidad,persecucion esos hijos de putas que te arranca hasta las entrañas merecen entrar armados y hacerles bailar a son de la ultima letra de hipoteca,vomitarles encima, cagarte en un billete de 500 leuros y pegarselos en la frente amarralos en su asientos y soltarles un kilo de moscas hacerles una foto y lanzarlo al youtube y quien sabe si acabas ganando un premio en la red y finiquitando tu prestamo o entre rejas.Un saludo picha

kilkirra dijo...

!Menos mal que salisteis todos ilesos! y la yegua, también...que estaba preocupada con que hubiera salido mal parada. El juego de palabras de la busqueda del caballo en las "tresmil", esta muy bien.